Joaquín Caballero - su biografía, vínculo con la Biodanza y Proyecto Crecer Feliz

Joaquín Caballero es uno de nuestros colaboradores. En este artículo nos cuenta un poco su historia y cómo llegó a conocer Biodanza y a colaborar en el Proyecto Crecer Feliz. Os invitamos a conocerlo disfrutando del texto que nos escribió con cariño.


Hola a todos, mi nombre es Joaquín Caballero Moral, tengo 19 años y nací en Cabra, un pueblo de Córdoba. Me apetece mucho contaros mi historia y mi encuentro con la Biodanza y el proyecto "Crecer Feliz".
No quiero ser un ejemplo para nadie, porque no me gusta comparar ni que me comparen, simplemente me gustaría que leyeseis este artículo, que no deja de ser una mera expresión de las vivencias de un adolescente descontento con la sociedad en la que vive, y con ansias de cambiar el mundo. 
Desde que nací, la vida ha puesto en mi camino un sinfín de dificultades y de metas que, poco a poco, he tenido que ir superando con mucho esfuerzo, mucho trabajo y, sobre todo, con la ayuda de muchas personas que me quieren y que me apoyan.
Empecemos por el principio. Cuando nací, me detectaron un problema visual. Por el ojo derecho no veo prácticamente nada, y por el izquierdo sólo veo un poco. A raíz de esta discapacidad (o concapacidad, como dice una gran amiga mía), me afiliaron a la ONCE. Desde pequeño, una profesora de la ONCE venía a casa a enseñarme a jugar, a tocar, a comer... Fui a la guardería como cualquier otro niño, y jugué como el que más.
Más adelante llegó la etapa del colegio. Ahí las cosas se empezaron a complicar cada vez más, y no solo en el terreno académico -que también- sino sobre todo en mis relaciones con los compañeros. La incomprensión de tantas y tantas personas, el no saber entender mi discapacidad y mis problemas, propició que no tuviese amigos
en Cabra. En 4º de Primaria me enseñaron el Sistema Braille, que, sin duda, mejoró y aún mejora mi vida.
A pesar de mis problemas, dicen que, desde pequeño, he sido un chico alegre, simpático; muy predispuesto siempre a hablar con los demás. Quizás de ahí vienen otras cosas que luego contaré. Lo cierto es que me gusta que los demás me recuerden así. Ahora ya hablo un poco menos y soy "menos simpático" que antes, supongo que será por la madurez que voy alcanzando.
Perdonadme, que me voy por las ramas. Os estaba contando que estudié en el colegio Virgen de la Sierra de Cabra. Allí estuve hasta 5º de Primaria. En este último año, mi familia y yo nos dimos cuenta de que no podía seguir en esta situación, y ahora sí estoy hablando de lo académico.
Cada vez me costaba más estudiar, mi madre se pasaba las tardes estudiando conmigo en una habitación... quizás descuidando un poco a mis otros dos hermanos, menores que yo, por querer ayudarme.
Decidimos entonces que lo mejor sería trasladarme a un Centro de Recursos Educativos, y así lo hicimos: me fui  al Centro de Recursos Educativos "Luis Braille" de Sevilla. Entonces dejé atrás muchísimas cosas y a muchísimas personas, aunque sabiendo que era lo mejor para mí y que esto me proporcionaría mucho en mi vida profesional y personal.
De los años que he estado en Sevilla podría contaros millones y millones de cosas. Entré siendo un niño y me fui con 17 años. Así que allí pasé gran parte de mi adolescencia.
Debo destacar que siempre he sido un niño muy enamoradizo, que siempre he pensado que, cuando tienes una pareja, la vida es mucho más fácil. A pesar de ello, no he tenido mucha suerte en el terreno amoroso, seguramente porque aún no me ha llegado el momento. Siempre me he culpado de no tener novia porque no soy guapo o porque tengo una discapacidad; veía como muchos amigos míos tenían novio (o novia, evidentemente) y eran "felices". Era, y sigue siendo aún en parte, algo que me frustra muchísimo. Recuerdo que ya, desde pequeño, apuntaba maneras.
En Sevilla las cosas eran muy distintas a Cabra: Estaba con gente con la misma discapacidad que yo, con unos profesores/educadores especializados, con unos medios adaptados a nuestras necesidades... Ahora sí lo puedo reconocer: allí estábamos todos como en una nube, una nube de la que creíamos que nunca saldríamos y en la que nos sentíamos a gusto, aunque también tuviéramos nuestros problemas... Seguramente, al convivir 24 horas juntos, el roce era más grande y había veces que chocábamos entre nosotros.
En aquel centro no sólo me desarrollé como persona; también mejoré en los estudios, aunque nunca se me han dado bien los números; está claro que soy un chico de letras... ¡Y que sepáis que me siento muy orgulloso de ello!, porque quizás por ser un chico de letras ahora me puedo permitir el lujo de escribir este artículo y de poder expresarme con tanta libertad. Bueno, gracias no sólo a que soy un chico de letras, sino también a mi familia, que siempre me ha apoyado y que me ha enseñado a valorar mucho las cosas.
En medio de todo esto, me detectaron un problema auditivo, por lo que vimos que lo mejor era ponerme audífonos. ¡Otra cosa más!
Terminé la ESO en el CRE "Luis Braille" de Sevilla y regresé a Cabra. Estuve un tiempo decidiendo lo que quería hacer, durante los meses de verano, y al final me decidí por el Grado Medio de Gestión Administrativa en el IES "Felipe Solís".
La verdad es que me costó muchísimo acabar este Grado Medio. Hubo asignaturas muy duras; otras menos. Recuerdo la ingente cantidad de tardes que pasé estudiando desde las 4 de la tarde y hasta las 9 de la noche; o cuando me levantaba temprano  para estudiar. Entonces también me aportaron muchísimo mi madre, la profesora particular que me ayudaba en las asignaturas que más me costaban  y la profesora de la ONCE que venía a verme dos días en semana al Instituto. Si no llega a ser por ellas, y por todos los profesores del Instituto, creo que no habría podido sacarme el graduado.
Antes de terminarlo, ya pasé tiempo pensando qué podría hacer después. Al final decidí que necesitaba un poco de relax, que habían sido unos años muy difíciles, un cambio muy brusco de Sevilla a Cabra; y que necesitaba un año para mí, para hacer lo que me gusta, para pensar un poco en mí mismo y no tanto en los demás.
Mis principales hobbies, o aficiones, como queráis, son el ordenador, la lectura, salir a la calle con familia o amigos a tomar algo... y estas son las cosas que estoy haciendo este año.
Como no me gustaría alargarme mucho más en este artículo, voy a contaros cómo llegué entonces a la Biodanza y a "Crecer Feliz".
Como conté antes, de siempre me ha gustado mucho hablar, relacionarme con la gente... así que decidí hacer un programa de radio, "hablando sin WhatsApp", que se emite cada 15 días en Radio-Atalaya de Cabra.
Un día, cuando entré en mi perfil de Facebook, me encontré con un mensaje de una tal María Luisa Reyes. Me proponía la idea de entrevistarla a ella y a su gran amiga, ahora también mía, Aline. Quedamos un día y estuvimos mucho tiempo hablando, me contaron qué era la Biodanza y el proyecto "Crecer Feliz"; y me invitaron a que fuese a probar una clase de Biodanza. Así que fui.
Desde el primer momento me impresionó esta disciplina, que te permite expresar tus emociones, tus sentimientos, cómo te sientes... a través de la música, de la danza... y no sólo eso, sino también conocerte a ti mismo, quererte cada día más y valorarte.
Pero en la vida no sólo es importante valorarte a ti mismo, lo bonito de la Biodanza es que, además, te da la oportunidad de valorar a la persona que tienes a tu lado, de compartir ese momento con ella. El tiempo se para, no tienes que pensar en nada más. La persona con la que estás danzando es la cosa más importante en ese instante.
En resumen y en pocas palabras, que es maravilloso el mundo de la Biodanza. También colaboro con Aline, María Luisa y otra amiga más en el Proyecto "Crecer Feliz". Por ello me siento muy orgulloso.
Desde que voy a Biodanza, la verdad que mi cuerpo y mi mente ha cambiado mucho. Me encuentro más feliz conmigo mismo; y los demás también me ven mejor. Por otro lado, me siento más libre, más contento... e intento disfrutar más de cada momento de mi vida como si fuese el último, además de que estoy aprendiendo a valorar los pequeños momentos que la vida pone a nuestro alcance.
Ahora me estoy dando cuenta de que no es realmente tan importante tener una pareja, es cierto que puede ayudarte mucho y que puede ser bonito compartir tu vida con alguien, pero ¿acaso no lo estás haciendo al estar con amigos o con tu familia?, ¿no estás compartiendo momentos maravillosos con ellos?
Os animo, de verdad, a que conozcáis el maravilloso mundo de la Biodanza y a que, entre todos, cambiemos este mundo y esta sociedad que tanto tiene que mejorar para todos.

Joaquín Caballero Moral